“Quien carece del poder de perdonar, carece del poder de amar.” – Martin Luther King Jr.
Dos hermanos que vivían tranquilamente en una pradera tuvieron un disgusto por no tener limitado el espacio entre sus casas, por lo que al hermano menor se le ocurrió la idea de desviar el cauce del arroyo para que quedara en medio de ellos.
El hermano mayor pensó: – Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le voy a hacer una mejor-, así que llamó a un carpintero y le dijo que le construyera una cerca de 2 metros de alto, para no volver a ver nunca más a su hermano menor. El carpintero le dijo: – “creo que comprendo la situación”-, así que, el hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día para ir por provisiones al pueblo.
Cerca del ocaso, cuando el hermano mayor regresó; el carpintero justo había terminado su trabajo y quedó con los ojos completamente abiertos y su quijada cayó, pues, ¡No había ninguna cerca de dos metros! En su lugar había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos.
En ese momento, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano mayor le dijo: “Eres un gran hermano”, mira que construir este hermoso puente después de lo que te he dicho y hecho”.
Muchas veces dejamos que los enojos o el orgullo nos alejen de la gente que queremos. Perdonar no cambia en nada el pasado, pero si el futuro.
Y tú…
¿Qué puentes construyes para mejorar la relación con quienes tienes un disgusto?
Pídeselo a Dios…
“Dios nuestro,
abre nuestro corazón,
para saber perdonar
a los que nos ofenden«.
Amén.