OCTUBRE



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¿Qué te llevas para el viaje?
“Ante la muerte las bondad es lo único que contará” 

Se cuenta que Alejandro Magno, al estar en el lecho de su muerte reunió a sus generales y les pidió tres deseos que se hicieran cumplir después de su muerte.

El primero, era que su ataúd fuera llevado en hombros por los mejores médicos, así dar a conocer que ellos no tienen el poder de curar la muerte.

El segundo era que todos los tesoros que él tenía, por sus conquistas, fueran esparcidos por el camino hasta su tumba dando a conocer que todos los bienes conquistados en la tierra, aquí se quedan y nada nos llevamos.

Y el tercero fue que sus manos quedaran fuera del ataúd y a la vista de todos, para dar a conocer a las personas que venimos a este mundo con las manos vacías y así mismo nos vamos cuando morimos.


Y tú…
¿Qué bienes no materiales estás recaudando?

Pídeselo a Dios…
«Dios nuestro, que nuestra mirada se fije en el bienestar de los demás y no caigamos en el egoísmo»
Amén

 

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Enseñar con la vida
¿Mis acciones hablan?
“Puedes dar un mejor sermón con tu vida que con tus labios

Cuentan que, en cierta ocasión, San Francisco de Asís invitó a un fraile joven a que le acompañara a la ciudad, para predicar. Se pusieron en camino y estuvieron por un buen rato recorriendo las calles de la ciudad, saludando con cariño a las personas que encontraban. De vez en cuando, se detenían para acariciar a un niño, consolar un anciano, ayudar a una señora que volvía del mercado cargada de bolsas.

Al cabo de un par de horas, Francisco le dijo al compañero que ya era hora de regresar al convento.

-¿Pero no vinimos a predicar? –preguntó el fraile con extrañeza.

Francisco le respondió con una sonrisa muy dulce:

-Lo hemos estado haciendo desde que salimos. ¿Acaso no viste cómo la gente observaba nuestra alegría y se sentía consolada con nuestros saludos y sonrisas?

Y tú…
¿Qué has observado cuando eres cercano a la gente?

Pídeselo a Dios…
“Dios nuestro,
ayúdanos a ser serviciales y a descubrir
en nuestras acciones tu bendición»
Amén

 

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Alex Zanardi
¿Qué hacer ante la tragedia?
“Caer es permitido, levantarse es obligatorio”.

Nació el 23 de octubre de 1966 en Bolonia, Italia. Era un piloto de automovilismo especializado en monoplazas, debutó como piloto de fórmula 1 en 1991.

A los 35 años (2001), Alex tuvo un accidente durante una competencia de la Champ Car en el Euro Speedway Lausitz que le arrancó todo lo que tenía en ese momento: su mundo, sus piernas y estuvo a punto de perder su vida.  Por suerte sobrevivió ya que los médicos llegaron a tiempo. –“No recordaba nada del accidente. Sólo cuando regresé allí (en 2003) es cuando las cosas volvieron a la mente. Mi corazón se paró siete veces aquel día. Había perdido 75% de la sangre. Me quedaba menos de un litro en mi cuerpo. Lo único que el corazón bombeaba era plasma y aire fresco”-, recordaba Zanardi.

A pesar de todo lo vivido no se alejó de las carreras, tampoco perdió su habilidad con el volante. Siguió compitiendo después de un período de rehabilitación y diseñó sus propias prótesis de titanio para que éstas le permitieran seguir conduciendo en coches de carreras.

En 2005 logró en Alemania su primera victoria desde que sólo conducía con las manos, pero él nunca quedó con los brazos cruzados, ese mismo año comenzó a montar en un triciclo adaptado a su discapacidad, en el que pedaleaba con las manos. Él es un ejemplo de actitud positiva, tuvo una fuerza interna increíble, coraje  y las ganas de seguir adelante.

Y tú…
¿Cómo encauzas tu problemas personales y sociales?

Pídeselo a Dios…
“Dios nuestro,
concédenos la gracia de actuar siempre
con esperanza y fe antes las dificultades»
Amén

 

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Cupido y Psique
¿Dónde quedó el amor?
“La mejor manera de saber si puedes confiar en alguien es confiando”

Los reyes de un país tenían tres hijas y la más pequeña, llamada Psique, era tan bella que los hombres olvidaban hacer sus ofrendas a Venus. Por ese motivo la diosa ordenó a Cupido que le disparara una flecha para que se enamorara del hombre más feo del mundo, pero el dios, accidentalmente se pinchó con una de sus flechas y quedó perdidamente enamorado de Psique.

Los padres, viendo que seguía soltera, consultaron al oráculo que les dijo que debía unirse a un monstruo que vive en lo alto de una montaña. Psique se dirigió a cumplir su destino y al llegar a lo alto del monte, “Céfiro” (el viento del oeste) la dejó en una cueva llena de joyas. En la oscuridad fue visitada por el monstruo que no era otro que Cupido que había sobornado al oráculo; el dios Cupido le pidió que jamás encendiera una luz, pues temía ser reconocido por las alas. Un tiempo más tarde Psique se encontró con sus hermanas y explicó que el “monstruo”, su marido, la trataba estupendamente, sin embargo, ellas la convencieron de que debía acabar con él por tratarse de un monstruo, convencida de la idea, Psique volvió a la cueva armada con una daga, pero no se decidía a matarlo. Encendió una lamparilla para observarlo mientras dormía y descubrió que era Cupido.  Asombrada, se le cayó la daga de las manos y cogió una de las flechas del dios para atacarlo por el engaño; la joven se pinchó y en un instante quedó enamorada de él.

Desgraciadamente, una gota de aceite de la lámpara cayó en la espalda de Cupido que despertó y exclamó: “el amor no puede vivir donde no hay confianza”. Desengañado, el dios se alejó de la cueva para no regresar.


Y tú…
¿Qué haces para cuidar la confianza que te brindan los demás?


Pídeselo a Dios…
“Dios nuestro,
bendice y cultiva
en nuestras relaciones humanas
un amor basado en la
confianza y el respeto”
Amén