El árbol que no sabía quién era

La mayor sabiduría que existe es conocerse uno mismo”.Galileo Galilei


Había una vez un hermoso jardín, en el que se cultivaban manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos satisfechos y felices, excepto un solo árbol, profundamente triste. El pobre tenía un problema: no sabía quién era.


– Lo que te falta es concentración, – le decía el manzano, – Si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves que fácil es? Mírame a mí como las produzco. – No lo escuches, – exigía el rosal, – es más sencillo tener rosas y ¿Ves que bellas son? Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían.


Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: ¡No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra! “No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas, sé tú mismo. Conócete a ti mismo.”


“¿Ser yo mismo? ¿Conocerme? ¡Si yo supiera quién soy! – “Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto comprendió. “Tú nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Tú eres un roble, Dios te construyó para que crezcas grande y majestuoso, para
dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje. Esta es la misión que Él te dio. Para eso estás en este mundo. Y el árbol se sintió seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo que había sido creado.


Cada uno de nosotros tiene una misión y ha sido creado por y para algo. Ese fin es ser nosotros mismos, amarnos por sobre todas las cosas y darle al mundo todo nuestro valor. El mundo no será igual si no descubrimos que tenemos para dar, siendo genuinamente nosotros.

Y tú…

¿Qué haces para ser una persona auténtica?

Pídeselo a Dios…

“Dios nuestro,

ayúdanos a ser auténticos,

y así descubrir

para qué hemos sido creados».

Amén.

CCCXVI
Dirección de Pastoral

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