¿Valoras a los más pequeños?
“La semilla que cayó en la tierra buena se refiere a los que, después de escuchar el mensaje con corazón noble y generoso, lo retienen y dan fruto por su constancia…” – Lc. 8,15 –
Un hijo y su padre estaban caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: ¡Aaaaahh! Para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña: ¡Aaaaahh!
Con curiosidad el niño grita: ¿Quién está allí? Recibe una respuesta ¿quién está allí? Enojado con la respuesta el niño grita ¡cobarde!
El niño mira a su padre y le pregunta: ¿qué sucede? El padre sonríe y le dice: – “hijo mío presta atención”. Y entonces el padre grita en la montaña: – “te admiro”. Y la voz responde: “te admiro”.
De nuevo el hombre grita “eres un campeón” y la voz responde: “eres un campeón”. El niño estaba asombrado, pero no entendía.
Luego, el padre le explica: “La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida, te devuelve todo lo que dices o haces”. Y continuo: “La vida dará de regreso, exactamente aquello que tú le has dado. Alguien dijo: Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa bien lo que estás dando”.
Y tú…
¿Qué estás ofreciendo a la vida para que te lo devuelva?
Pídeselo a Dios…
“Dios nuestro,
concédenos el reflejo
de tu bondad
con las personas
que están a nuestro alrededor.»
Amén.