¿Quieres ser perfecto o ser perfectible?
“El genio se hace con 1% de talento y un 99% de trabajo” – Albert Einstein
Se cuenta que, con un viejo violín, un pobre hombre se ganaba la vida. Iba por todos los pueblos, comenzaba a tocar y al final pasaba entre la concurrencia con una agujerada boina con la esperanza de que algún día se llenara. Cierto día comenzó a tocar como solía. Se reunió la gente, y salió lo de costumbre: unos ruidos más o menos armoniosos. No daba para más ni el violín, ni el violinista.
Acertó a pasar por allí un famoso compositor y virtuoso del violín, con una mirada lo valoró, tomó el violín, lo afinó, lo preparó y tocó una pieza asombrosamente bella. El mismo dueño estaba asombrado e iba diciendo de un lado para otro es: ¡Es mi violín! La boina se llenó, no solamente de monedas, sino de billetes. Mientras, el maestro tocaba una melodía tras otra, con alegría y pericia. El mendigo se sentía feliz al ver lo
que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: ¡Es mi violín!
El violinista profesional se acercó y amablemente le comentó: “Espero que te hayas dado cuenta de que tu violín no estaba rindiendo al máximo de sus posibilidades; por eso, deja que Dios componga tu vida, permítete ser un instrumento perfectible, prepárate, aprende, desarrolla habilidades y mejora, confía en la providencia de Dios, pide en oración y mantén viva tu fe, en que un día lo serás”.
Y tú…
¿Por qué y para qué te estás preparando?
Pídeselo a Dios…
“Dios nuestro,
que el estudio nos ayude
a alcanzar la meta
de un día
crear algo bello
para ti y para los demás.“
Amén.