Fiorello LeGuardia

¿Tengo presente la fragilidad de mi vida?

“El sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión.”Papa Francisco

Fiorello LaGuardia fue alcalde de Nueva York durante los años de la Gran Depresión y fue alcalde muy querido por todos los ciudadanos. Una noche gélida de invierno, el alcalde se presentó en el juzgado de uno de los barrios más pobres de la ciudad, envío al juez a casa y ejerció de juez en su lugar.

A los pocos minutos una mujer que había robado una barra de pan fue llevada ante el juez por la policía. Le dijo al juez que su hija había sido abandonada por su marido, que estaba enferma y que sus dos nietos tenían mucha hambre.

El panadero por su parte se negaba a retirar los cargos contra la mujer y le decía al juez que el barrio era muy peligroso y que tenía que ser castigada para que los delincuentes aprendieran la lección.

El alcalde, ahora juez, se dirigió a la mujer y le dijo: “Tengo que castigarla. La ley es para todos. Pagará diez dólares o diez días de cárcel”.

Mientras el juez, decía esto sacó diez dólares del bolsillo y los echó en el sombrero.
Luego dijo: “Aquí están los diez dólares de su multa y además voy a poner una multa de cincuenta céntimos a todos los que están en el juzgado por vivir en una ciudad en la que una persona tiene que robar pan para que coman sus nietos. Sr. Alguacil haga la colecta y entréguesela a la acusada”.

El panadero, los delincuentes y los policías allí presentes pagaron sus cincuenta céntimos de multa y la acusada se fue a casa con 47.50 dólares. El alcalde cumplió la ley y fue más allá de la ley.

Y tú…

¿Hasta qué punto eres responsable con la pobreza de los demás?

Pídeselo a Dios…

Dios nuestro,
que al encontrarnos
con los necesitados
seamos creativos
para poder ayudarlos.
Amén.

CCCLIV
Dirección de Pastoral

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