¿Mis acciones hablan?
“Puedes dar un mejor sermón con tu vida que con tus labios”
24-Octubre-18
Cuentan que, en cierta ocasión, San Francisco de Asís invitó a un fraile joven a que le acompañara a la ciudad para predicar. Se pusieron en camino y estuvieron por un buen rato recorriendo las calles de la ciudad, saludando con cariño a las personas que encontraban. De vez en cuando, se detenían para acariciar a un niño, consolar un anciano, ayudar a una señora que volvía del mercado cargada de bolsas.
Al cabo de un par de horas, Francisco le dijo al compañero que ya era hora de regresar al convento.
-¿Pero no vinimos a predicar? –preguntó el fraile con extrañeza.
Francisco le respondió con una sonrisa muy dulce:
-Lo hemos estado haciendo desde que salimos. ¿Acaso no viste cómo la gente observaba nuestra alegría y se sentía consolada con nuestros saludos y sonrisas?